Historia de la Peña La Amistad: Desde 1977 hasta Hoy
La Historia de la Peña La Amistad comienza en 1977, cuando un grupo de amigos que jugaban al fútbol bajo el nombre «Olimpiakos» decidió crear algo más que un equipo. Con 30 socios fundadores y mucha ilusión, nació la peña en Aranda de Duero, asentando su primera sede en la Calle Las Boticas. En esos primeros años, los miembros no solo organizaban eventos deportivos, sino que también trabajaron duro para restaurar su futura sede: la bodega subterránea conocida como «La Botica Vieja».
En 1979, el «Olimpiakos» cambió de nombre y pasó a llamarse «Peña La Amistad», y fue entonces cuando los socios se volcaron en preparar la bodega, que había estado abandonada durante años. Gracias a su esfuerzo, la peña fue creciendo en número de socios y actividades, destacando en el ambiente festivo de la localidad con la creación de su propia charanga y el rescate de tradiciones como la elaboración de limonada con vino de la Ribera del Duero.
Los Altibajos y el Renacimiento
La década de los 80 fue una etapa dorada para la Peña La Amistad, llegando a superar los 100 socios. Sin embargo, los años 90 trajeron consigo dificultades y un inevitable declive. Durante dos años, la peña estuvo prácticamente inactiva, pero un pequeño grupo de socios se empeñó en revitalizarla. En 1994, con nuevas ideas y un renovado espíritu, la peña volvió a la vida con más fuerza que nunca, integrando a
jóvenes que trajeron frescura y energía.
Ese año marcó el comienzo de una nueva era, con cambios en la indumentaria y en las actividades. Los recursos económicos eran escasos, pero la solidaridad y el apoyo de otras peñas, como «La Ribera», fueron claves para mantener viva la charanga y seguir adelante con las tradiciones.
Una Peña Viva y Comprometida
Hoy en día, la Peña La Amistad sigue siendo una de las más jóvenes y dinámicas de Aranda de Duero, con una media de edad cercana a los 35 años. A lo largo de los años, ha sabido evolucionar, manteniendo vivas las viejas tradiciones y adaptándose a los nuevos tiempos. Sus fiestas más emblemáticas, como el «San Queremos» y la «Fiesta de las Cabecillas», son ya eventos esperados en el calendario arandino, y la peña continúa colaborando con diversas asociaciones benéficas, manteniendo siempre vivo su espíritu de amistad y comunidad.